lunes, 19 de mayo de 2008

SALSIPUEDES


¡¡SALSIPUEDES!!

No estamos sólos!Con el permiso de su autora aquí publicamos un lindo comentario:Peperina 2008 en Salsipuedes:Un viernes de asueto por rally en las sierras chicas, con neblina y llovizna persistente, en el SUM del dispensario nos juntamos para conocer sobre esta planta, hierba medicinal, aromática y cosmética que tanto nos representa… Creyendo que es muy cordobesa, nos enteramos que crece desde Venezuela hasta Neuquén…Sin embargo el aroma más sabroso y fuerte se logra por estas sierras…será por clima…topografía…vegetación asociada…Y la costumbre de ponérsela al mate surgió en Córdoba y desde aquí las industrias yerbateras la incluyen en sus mezclas.Para cuidarla, para que siempre haya y nos deleite, aprendimos que no hay que cortarla de raíz ni en el monte ni cuando la cultivamos, sino hacerle de dos a tres podas anuales dejando siempre que la planta se recupere y semille.Si de juntar semilla se trata, abril es mes propicio porque ya desde marzo sus florcitas blancas preparan su descendencia y cuando los pétalos se oscurecen, sueltan sus minúsculos chips informáticos.Juntamos y sembramos por todas partes, al pie de los árboles serranos, en la vereda, en la cañada del barrio, en el patio de casa, por la huerta, con otras flores, bajo el mato, la tusca, el algarrobo, los talitas, el coco, el cina-cina, el molle, el viraró, a la sombra de los lapachillos, con el cedrón…y también en latas convertidas en macetas con los chicos del jardín, que precisaron humedecer sus dedos índices para pescar esos puntitos diminutos desparramados sobre papel blanco.Con ellos olimos la planta, vimos ramas en flor y ramas semilladas. Después de hacer los almácigos, colocamos la planta madre (o muestra) en la huerta y la comparamos con otras aromáticas. Hubo muecas, gestos y sonrisas para todos los olores!! Uy la albahaca, les frunció la nariz a varios, la menta les levantó las cejas y peperina los hizo sonreir…Fue con estos sembradores de dos, tres y cuatro años, donde se nos multiplicó la magia.Recordamos una de las tantas historias que cuenta la peperina por aquí: que las abuelas y mamás comechingonas le encomendaban a esta planta sus niños. Que así como existen ángeles guardianes hay plantas protectoras de la infancia y lo que crece. Que por oler tan bien, tan dulce, fragante y agradable, “peperina” protege los sueños de los niños y los cuida mientras duermen. Será que las pesadillas o los sustos no pueden resistir los buenos aromas de esta plantita sabia y bendita. Otros cuentan que tiene varios “poderes”: que mezclada con arcilla aplicada en la piel cura mejor las contracturas y dolores de los músculos, que es vigorizante, que te sube la presión cuando andas caído, que esto y aquello…Soy testigo que muchos la usan y disfrutan, que varios aprendieron a producirla y protegerla (para que no la arrasen de puro rica y sabrosa que es), que hay familias que “viven” (o sea, se sustentan) de ella.Hace veinte años atrás, cuando las maratones de larga distancia me traían a “hacer la pretemporada por las sierras” y recorría extensos tramos corriendo por Pampa de Achala al atardecer y amanecer de los veranos de enero…en medio de la fatiga de los senderos y los caminos de ripio, entre una sierra y otra, una lomada y un vado…un mordisco de hojita de peperina fresca asomando entre las piedras me revitalizaba el paso y la energía y me facilitaba el regreso.Y así nomás, regresando a estos tiempos y lugares, los invito a que nos contemos las historias que nos cuentan y sembremos las semillas que nos siembran en identidad, paisaje, fisonomía y temperamento.Jueves 16 de abril de 2008 – Lilah Ríos (desde Cerro del Sol – Salsipuedes)

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